Sueño con un mundo en el que las personas puedan desarrollar todo su potencial. En ese mundo las personas toman decisiones empoderadas y viven vidas plenas y con sentido.
Mi misión como coach
Me gusta decir que yo soy el jardinero que cuida la belleza interior. Esa belleza interior es el potencial de la persona, del coachee.
Así, acompaño a personas en procesos de cambio para que encuentren su camino desde la mejor versión de sí mismas; y para que se atrevan a vivir una vida con propósito y plenitud.
Mis valores personales
En el centro, la integridad: hacer aquello a lo que te hayas comprometido, aunque acabe siendo más difícil o duro de lo que habías pensado.
Alrededor de mi valor principal: la ecuanimidad, valoro mantener la constancia de ánimo más allá de las situaciones de la vida; el coraje, cuando sé lo que debe hacerse, hacerlo; la compasión, como empatía para comprender la emoción del otro más acción para mejorar su situación; y como colofón; la paciencia, nunca algo que haya valido la pena se ha hecho de prisa, saber esperar el momento apropiado, perseverar…
mi forma de trabajo
Abordo las intervenciones de coaching como procesos. Un proceso consta de varias sesiones espaciadas unas 2 ó 3 semanas entre ellas. El trabajo en nuestras sesiones es importante aunque el verdadero aprendizaje se suele producir entre sesiones.
Arrancamos con una sesión inicial de descubrimiento (90 min)
En ella
Definimos la alianza coach - coachee, los acuerdos sobre cómo vamos a trabajar juntos a lo largo del proceso
Concretamos los objetivos que el coachee quiere lograr durante el proceso de coaching
E identificamos el propósito de vida y los valores personales del coachee, como pilares para las siguientes sesiones
Resto de sesiones
El coachee debe acudir con un tema que quiera que trabajemos.
Como resultado de la sesión, surgirán acciones que el coachee llevará a cabo antes del siguiente encuentro.
Es entre sesiones cuando se producen la mayor parte de los aprendizajes, que serán revisados al inicio de la siguiente sesión.
Como parte de la última sesión, realizamos una retrospectiva para que el coachee pueda enmarcar todos los aprendizajes, y valorar el nivel de cumplimiento de los objetivos del proceso de coaching.
Las personas marcan la diferencia
He trabajado en tecnología durante toda mi carrera. He dirigido muchos proyectos. Equipos exclusivamente masculinos (con frecuencia), equipos mixtos, equipos una sola nacionalidad en una misma ubicación, equipos multiculturales repartidos internacionalmente,… Las tecnologías han sido cambiantes pero lo que ha marcado la diferencia entre conseguir el éxito o no han sido las personas.
Mi propósito al liderar un proyecto o un equipo no es sólo alcanzar los objetivos, sino que las personas aprendan y crezcan mientras dan lo mejor de sí mismas.
Esto me ha llevado de manera natural al coaching, como forma de acompañar en el crecimiento de aquellos con quienes trabajo. Confío, sé que son profesionales con el potencial para resolver autónomamente los problemas que se nos van presentando. Y con cada barrera que superamos juntos estas personas crecen. Y yo con ellas.